Alguien poco corriente

 Susana Rodríguez Antoranz

¿Qué faigo yo nesti sitiu tan escuru? ¡ Socorro, socorro! ¡Quiero salir! Esto tá que nun veo ni torta. ¡Aay!. Una manona enorme y peluda tá a puntu d’espachúrrame. ¡Non, que non! ¡Yo nun quiero una casa con verxes! ¡Quiero escapar per onde seya! ¿Y quiénes son estos? ¿Onde toi?

-         Esti periquitu tá como una regaera -diz la neña- a ti tomáronte’l pelo pá, tú mira, nun fai más que’l picu rabucu. Podíes lleválu pa un circo. Non, claro, y nun se vos ocurrirá  más que xuntálu col mariellu. Mira que carina tienen los dos, vamos, ¡ Pa volvenos a toos llocos!

-         ¡Calla, calla! –diz la ma de la neña- que faen buena pareya. Al marielu llamarémoslu Mingo.

-         Sí, home, sí ¡Lo que mos faltaba!, y al otru, nun me digas más, que ya lo toi viendo venir... ¡Taresa! ¿non? –repuso la neña-.

-         Pues sí, acertasti de pleno -atayó la ma-.

-         ¡Bueeno, bueeenoo! Menos dar la parpayuela – dixo’l pa de la neña mui seriu- y a pone-y a estos probinos agua nel bebederu y ¡alpiste!, que tan muertos fame.

¡Uy, uy! ¿Pero esto qué ye? ¿Pa qué me despierten tan ceu? Cagon la mar...Ye l’amu, que va  trabayar pa la mina. Tengo un suañu... Pero ná, qu’habrá que face-y la gracia! Porque lluéu nun me pon lechuga, y… ¡Gústame tanto! Faigo lo que seya por una fueyina.

-         ¡Bonos díes pitufo!  –diz l’amu-

Sí, sí. ¡Lo que faltaba!  Pitufo, pitufín, piti, enanu -pa la neña-, Taresa -pal ama-  Si a esti pasu ¡Van volveme toos llocu! Amás, que nun soi fembra, pero… ¿Pa cuándu se van a enterar? ¡Qué soi machu, carayu! Tantos años viviendo equí y en tovía nun s’enteraron de la fiesta. Yo, yo... lo que quiero ye que me devuelvan a la miocollacia. Que tamién...Vaya nome que fueron a planta-y a la probina... ¡Mingo! Mira que llamála Mingo. Nun había nomes más guapinos...

La culpa, la culpa túvola’l mio amu. Sacónos un día a los dos y cuando tábamos  enriba la nevera faciéndonos carantoñines, bien él cola su manona… dando- y tal sustu que… ¡Salió d’estampida pela ventana que taba entreabierta! Non, eso si que nun-y lo perdono yo.

-         ¡Piti, piti! ¡Ven, ven! -diz el so amu-
-         ¡Dizme que ven ,ven! Pero ¿Cómo? ¿Acaso tengo yo cara perru? ¿Cuándu se vió cosa paecía! Pero ya sé yo por qué ye... ¡Cagon diez!... Un día tábamos de vacaciones nel pueblo del ama, marcharen ellos pa la playa y dexáronme colgáu nel tendal ¡Qué ocurrencies, hombre, qué ocurrencies! Casi nin lo cuento. Primero, primero cayó una tormenta. ¡Una pingaura!... Que daba igual, ponéme  enriba que debaxu, porque pusiérame onde me pusiera la mio casa nun tenía más que goteres. Pero non, non, que lo meyor taba por venir. Cuando ya abocanare un pocoñín ¡Apaez pela esquina un animalón con unes oreyes picudes, a cuatro pates y meneando’l rabu de contentu...! Merendar, nun me merendó, pero, ente’l catarru que garré y el sustu que tenía metíu nel cuerpu, cuando llegó’l mio amu y dixo: “¡Hola Pitufo!”. Yo, en llugar de responde-y con un cordial “¡pío, pío!”, solte-y un: “¡GUAU GUAU!” qu’aquel tornóse pálidu y dixo-y a la  muyer:
-         “¡María, María! Esti páxaru dende que-y marchó l’amiga, ¡Tá como un cestu nueces! Recuérdame merca- y el llunes una correína pa sacálu a pasiar pela güerta.”






Caramelos
Susana Rodríguez Antoranz
 Una señora me ha hecho pasar aquí a esta habitación oscura. ¿Habré sido mala? A mí me gustan mucho los caramelos, cuando la tata no está y siento cerrar la puerta, salgo rápidamente hacia la sala de puntillas, abro el cajón, saco la caja de hojalata y al destaparla veo los intensos colores. A lo mejor por eso estoy aquí. Cuando me acuesto y mamá viene a darme el beso de buenas noches, amasamos pan. Ella remueve la ropa de mi cama, siento cosquillas y entonces reímos juntas pero antes de que se vaya, siempre le pido que no cierre la puerta porque a veces sueño que viene el hombre del saco. Se pone justo detrás de mí nada más abrir la caja de los melos y hasta ahora nunca me ha cogido porque  cuando llego corriendo a las faldas de tata, él desaparece.

Don Rodolfo se pasa los días refunfuñando y no hace más que tirarme de las orejas porque me cuesta aprender la tabla de sumar pero ya tengo un truco divertido: cuando tenga que pensar los números comenzaré a ver caramelos de muchos sabores y colores, miles de caramelos aunque a Pedrito no le daré ninguno porque el otro día cuando salimos de la escuela sacó de la cartera una tableta de chocolate y, el muy tragón, se la comió él solo.

Hace frío. ¿Habré sido mala? Mamá dice que pronto tendré un hermanito, tengo ganas de verlo y le regalaré caramelos de vivos colores. Hace poco estuve pensando en eso de que los niños vienen de París y no lo entiendo muy bien aunque estoy segura de que no vendrá hasta la primavera, porque ahora nieva, hace mucho frío y la cigüeña no podrá llegar. ¡Ojalá continúe nevando! Así no iremos a la escuela, haré muñecos de nieve y un ángel, como esos que hay en el cielo, con sus alas blancas y resplandecientes.

Hace frío. ¿Habré sido mala? Cuando sea mayor aprenderé a hacer dulces y caramelos porque  nosotros, los niños, sonreímos cuando los vemos y los mayores también se ponen contentos. Seguro que si hago muchos dulces y caramelos la gente nunca volverá a estar triste y las personas mayores volverán a sonreír. Haré tartas con mucho merengue, de chocolate y de frambuesa. Se celebrarán fiestas y se cantarán alegres canciones  y  el mundo sonreirá.

Tengo miedo, quiero ver a mamá. Prometo ser buena, aprender la tabla de sumar y hacer bien las letras. Quiero salir de aquí, esa señora vestida de negro es vieja y fea. Mamá me da muchos besos y abrazos al llegar de la escuela, sus manos son suaves y su pelo como los rayos del sol. Cuando sea mayor, yo voy a seguir queriendo mucho a mi mamá. Ahora parece que hay claridad, veo borroso, veo a alguien vestido de blanco con cabellos de ángel… Me cuesta abrir los ojos. ¡Es mamá! ¡Mamá ha venido a buscarme! Y sonríe y me abraza fuerte. Seguro que  le han regalado una caja de caramelos de muchos colores.









 





Solenqui

Sara Liubomirova Ivanova. Pleven, Bulgaria


tiempo de preparacion
45 minutos

El Solenqui es un postre búlgaro muy fácil de preparar. Solo se necesitan estos ingredientes:

250 g harina
250g queso rallado
250 g margarina
1 cucharadita  de sal
Levadura en polvo.

Preparación: Se mezcla y remueve la margarina y el queso, a continuación añadimos la harina y posteriormente la levadura en polvo y la sal. Lo metemos en el horno unos 45 minutos, y ya está listo.

Espero que os guste mucho.